Cuanto más cerca estemos de la pantalla más esfuerzo tienen que hacer el ojo para enfocar correctamente el texto. Con monitores de portátiles, no suele haber mucho problema, pero el efecto se acentúa con las pantallas de los smartphones o con los monitores muy grandes como los de una iMac. Normalmente acercamos las pantallas de los smartphones mucho, muchos más de lo que deberíamos. La distancia ideal son 40 o 50 centímetros.