Aunque sus ventajas son muchas, los dispositivos electrónicos pueden meternos en problemas si no los usamos adecuadamente. El exceso de pantallas puede conducir a conductas de riesgo como desarrollar dependencia a estar conectados, pasar poco tiempo al aire libre, convivir con la familia y amigos, hacer menos deporte y acostumbrarse a un estilo de vida sedentario, así como tener problemas de estrés, ansiedad, insomnio o descanso inadecuado.
Existe un pequeño test que puedes aplicar a tus hijos y porque no a los adultos para saber si tienen un problema con el uso de la tecnología, la frecuencia con que suceda indicará que tan grave es el problema. Preguntas como ¿te quejas del aburrimiento?, ¿solo estás feliz si estas conectado?, ¿hacen berrinches cuando ponen límites o les quitas los aparatos, ¿el tiempo de uso interfiere con las horas de sueño?. Si al menos una de estas responden a sí, están en problemas.